viernes, 11 de febrero de 2011

Aceptemos la locura
de este mundo
de marionetas.
Todavía recuerdo
tu ansiedad gatuna,
tus ojos abiertos,
y mas aún
la macabra intensidad
de tus palabras,
esas palabras
que asesinaron mi alma.
Tus brazos se quebraban
ccomo ramas,
mientras mi ser
sangraba a borbotones.
Alimente tu delirio a gritos,
para taparte
en gruesas capas de duda,
y al establecer la confusion
termine
con tu atractivo anonimato.
Y así es,
cada uno de nosotros
ama la muerte,
tan corriente
como una hoja de papel.


Nix
El tiempo corre,
sin respirar.
El agua salta,
sin meditar.
Las nubes vuelan,
sin corazón.
El cielo se pone gris,
sin compasión
con fusiles en filas...

¡todos directo al corazón!


Nix